Las lijas al agua son abrasivos de grano fino diseñados para trabajos de acabado donde se requiere una terminación suave y precisa. Se utilizan comúnmente en tareas de masillado, pintura y pulido, tanto en superficies metálicas como en placas de yeso, maderas, plásticos y masillas. Su principal característica es que pueden usarse con agua, lo que reduce la generación de polvo, mejora el rendimiento del abrasivo y permite un lijado más controlado.
Ideales para el afinado final antes de pintar, el matizado entre capas o la nivelación de superficies enduidas. Están disponibles en una amplia variedad de granos (del más grueso al más fino) para adaptarse a distintas etapas del trabajo, desde el desbaste hasta el acabado fino.
Son flexibles, durables y resistentes al desgaste, lo que las convierte en una herramienta indispensable para obtener superficies lisas, uniformes y listas para recibir pintura o barniz con calidad profesional.